domingo, 27 de junio de 2010

Derrapó Susana Viau

No le costó mucho conseguir nuevo trabajo. No sabemos si se solidarizará con sus ex compañeros de Crítica. Lo que está claro es que venía haciendo muy buena letra como para conseguir el puesto actual de columnista de Clarín, aunque sus posiciones ya son dignas de La Nación. La otrora guevarista Susana Viau, que en algunas - pocas - notas en Crítica se daba el lujo de correr al gobierno por izquierda, hoy lo corre por derecha desde las páginas del oligopolio. Como se puede ver en su nota dominical, la Viau está muy preocupada (aunque no se anime a decirlo de esa forma) por la "humillación" a las fuerzas armadas. Ya lo hizo en su ante última columna en diario de la Sra. Noble y hoy lo vuelve a repetir. Está obsesionada por meter una cuña entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas. Operaciones políticas, que le dicen. Lamentable.

viernes, 25 de junio de 2010

Recibimos correo

No se puede negar que a los Pro les gusta correr riesgos. Además de insistir con su incitación a buchonear a los demás ¿Se imaginan los mails que recibirá este señor?
"Estimado vecino: Sabemos que en los últimos tiempos te comunicaste con nosotros por un trámite. Nos interesa conocer de primera mano tu opinión sobre la calidad en la atención. Contanos el trato que recibiste, el tiempo de espera, o cualquier comentario adicional que creas importante. Gracias a este tipo de comunicación con el vecino, recibo cientos de comentarios, opiniones y propuestas. Te aseguro que las considero a todas. Te dejo mi e-mail personal y ante cualquier consulta no dudes en escribirme: h@buenosaires.gob.ar.
Saludos cordiales, HORACIO RODRIGUEZ LARRETA, Jefe de Gabinete, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires"

viernes, 18 de junio de 2010

Lo extrañaremos

Saramago también era bloguero. Cuando se despidió de su blog escribió este texto:

Despedida

Por José Saramago

Dice el refrán que no hay bien que cien años dure ni mal que perdure, sentencia que le sienta como un guante al trabajo de escritura que acaba aquí y a quien lo hizo. Algo bueno se encontrará en estos textos, y por ellos, sin presunción, me felicito, algo mal habré hecho en otros y por ese defecto me disculpo, pero sólo por no hacerlos mejor, que diferentes, con perdón, no podrían ser. Es conveniente que las despedidas siempre sean breves. No es esto un aria de ópera para poner ahora un interminable adio, adio. Adiós, por tanto. ¿Hasta otro día? Sinceramente, no creo. Comencé otro libro y quiero dedicarle todo mi tiempo. Ya se verá por qué, si todo va bien. Mientras tanto, ahí tienen “Caín”.

P. S – Pensándolo mejor, no hay que ser tan radical. Si alguna vez sintiera necesidad de comentar u opinar sobre algo, llamaré a la puerta del Cuaderno, que es el lugar donde más a gusto podré expresarme.

lunes, 14 de junio de 2010

Sí al matrimonio entre católicos

Está circulando esta interesante proclama por internet. Es un poco larga para nuestros post habituales, pero vale la pena:


Matrimonio entre gente rara
Estoy completamente a favor de permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo. El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales. Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio. Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la Iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por “el qué dirán” o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones. Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma no es más que una manera un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia. Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente sobre el que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: también estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos. Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo “¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!”. Veo ese tipo de críticas y respondo: si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás. Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres. En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción. Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.

lunes, 7 de junio de 2010

En un frasco de mayonesa

Ernesto Tenembaun dice en su columna dominical de la Revista Veintitres "El lunes que viene (por hoy) es el Día del Periodista y –la verdad sea dicha– en estos tiempos en los que se pretende instalar que la única manera digna de serlo es recibir una paga –directa o indirecta– del Gobierno y repetir que todos los periodistas son títeres, y que todos los opositores son malísimos y que todos los oficialistas son realmente brillantes, en estos tiempos –decía– me vienen a la memoria muchas de las historias valientes, íntegras y conmovedoras que he conocido estos años."
¿Hará zapping este muchacho de vez en cuando? ¿Se pretende instalar que todos los periodistas oficialistas son brillantes y los opositores malísimos? Parece que Tenembaum se llevó matemáticas a marzo y no sabe reconocer porcentajes y cantidades. Cualquiera que no esté obnubilado por su crispación clarinesca puede ver que es exactamente al revés. Se instala permanentemente y con la fuerza de discurso único que la única manera de defender medidas oficiales es "recibir una paga –directa o indirecta–". Quién, como Tenembaum, vea que lo que se instala es otra cosa, evidentemente vive en un frasco de mayonesa.